Pregón de Semana Santa en Tomelloso
El pasado sábado día 17, D. Luis Maldonado O.P., miembro de la Fraternidad Seglar de Almagro (Ciudad Real) pronunció el Pregón de Semana Santa en la localidad Manchega de Tomelloso, atendiendo a la petición que le hizo en su día la Junta General de Hermandades y Cofradías de dicha Ciudad.
Ante un abarrotado templo de la Asunción, y en presencia de los sacerdotes, las juntas de las distintas cofradías y las autoridades locales, Maldonado hizo un repaso a la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo a través del prisma de las distintas Hermandades que conforman la Semana Santa Tomellosera, haciendo especial incapié en la necesidad de participar activamente en el Triduo Pacual como mejor forma de entender lo que la catequesis en la calle nos va a mostrar. Reflexionó sobre las distintas advocaciones y nombres de las Hermandades: “¿Habéis analizado alguna vez lo que encierran sus nombres? Perdón, Esperanza, Dolor, Pobreza, Piedad, Silencio, Calvario, Soledad…Encierran, como en un joyero, las perlas de un Rosario de Pasión que iremos rezando por las calles”.
El pregonero tuvo un momento muy especial para la Madre del Redentor, en referencia a la Virgen María, bajo el Título del Mayor Dolor que es como la veneran en la localidad, dijo: “ Y detrás, siempre detrás, como si fuera su sombra, como si no quisiera perderse ni uno solo de sus sufrimientos va su Madre ¿Cómo no se va a llamar del Mayor Dolor? ¿Cabe más dolor en el corazón de una madre que ver a su hijo, al inocente de su hijo, siendo tratado tan injustamente? María, en silencio, es testigo de unas horas terribles; bien se lo profetizó el anciano Simeón el día que fueron al Templo a presentar al Niño, un día que debería ser de fiesta y alegría. Ahora, en esta trágica noche seguro que resonaron en su mente las palabras de Simeón: “Y una espada atravesará tu corazón”. Una espada afilada, fría, de las que cortan el alma. María todo lo presenció, todo lo soportó sabiendo que aquello iba a salvar al mundo. Fue generosa hasta el extremo, hasta lo más duro, hasta lo más terrible. No se quiso perder nada, estuvo al pie de la Cruz soportando hasta el último insulto, viendo caer hasta la última gota de sangre de su Hijo ¿Cómo no vamos a querer a María? ¿Cómo no vamos a estarle agradecidos? No la podemos olvidar estos días, tenemos la obligación de acompañarla, de regalarle nuestro cariño, nuestra oración, de estar con Ella en estos momentos de dolor”.
En otro momento de su intervención señaló, al referirse a la Imagen de Jesús de Medinaceli (de gran devoción en la localidad): “…Esas manos que tantas veces sanaron al que se le acercó, que tantas veces bendijeron a los niños; esas manos que partieron el pan; esas manos de bondad ahora las aprisionan unas sogas, están inmóviles ¿Cuántas veces no habremos atado las manos a Cristo? ¿Cuántas veces no le habremos prendido con nuestras obras?...Un desprecio al hermano, una mala crítica, un rumor malintencionado que propagamos…no dudéis que esos actos son sogas, son cuerdas que vuelven a amarrar una y otra vez las manos que deberíamos besar”.
Refiriéndose al Viernes Santo dijo: “Todo Tomelloso en las calles, esperando el momento supremo, con el alma encogida ante la visión de Jesús tendido en la cruz, mirando al cielo, ofreciendo su mano al verdugo para que la clave al madero. Y en ese momento, en Su corazón, estás tú, estoy yo, estamos todos. Por nosotros ese sacrificio, por nosotros esa entrega de la vida. Deberíamos enmudecer a ese gesto de amor”.
Así describió Maldonado el momento de la Resurrección tal y como lo celebra Tomelloso: “ Al filo de la media noche se abrirán las puertas de San Pedro como si del Santo Sepulcro se tratara. Un haz de luz ilumina la negra noche y Cristo Resucitado se hace presente. La promesa se ha cumplido: La muerte de Cristo ha vencido a la muerte. Se nos abren las puertas de la Gloria de par en par. Donde había tinieblas ahora hay claridad; donde había muerte ahora hay vida; donde había tristeza hay júbilo; donde había luto hay fiesta. Desde este lugar de La Mancha la noticia correrá por la llanura, volará por los caminos: ¡Cristo vive! ¡El Hijo del Hombre ha resucitado! Atrás la pena, atrás el dolor. No le entendían cuando dijo: “Destruir este templo y yo lo levantaré en tres días” Tres días van hacer desde que lo enterramos; tres días han bastado para que el mundo asista pasmado al culmen de la Historia de la Salvación; tres días en los que todo ha cobrado sentido. Tras la Pasión y Muerte llega la Pascua, la gran fiesta de los cristianos, la hora en la que hemos sido lavados por la sangre del Cordero”.
A lo largo de la intervención hubo referencias constantes a la necesidad de que las propias Hermandades fomenten entre sus miembros la asistencia a todos los cultos que se celebran estos días, sobre todo la participación en los Santos Oficios, siendo sus últimas palabras un cántico a la Resurrección y un cariñoso recuerdo a la Virgen de las Viñas, Patrona de la Ciudad. Una larga y sonora ovación cerró el acto.