Excursión de la Fraternidad de Barcelona
Siguiendo la tradición desde hace varios años, la Fraternidad laical de Santo Domingo de Barcelona finaliza el curso con una excursión.
Después de diferentes propuestas por parte sus componentes eligieron como destino Empúries y l’Escala, localidades situadas en la Comarca del “Alt Empordá”.
Con el fin de poder aprovechar mejor el día, subieron al autocar a las 8 de la mañana dirigiéndose a Empúries. Entre componentes de la fraternidad y simpatizantes se juntaron 13 personas, incluido el Asistente Religioso Fr. Xabier Gómez.
Uno no debe estar particularmente interesado en historia o en arqueología para sucumbir al encanto de las excavaciones de Empúries. Los griegos se establecieron a principios del siglo VI aC y en el II aC los romanos iniciaron la romanización de la península, no solo por las razones estratégicas que les brindaba el Golfo de Rosas, sino también por la indudable belleza de este enclave.
El nombre actual de Empúries proviene del término griego “Emporion” que significa mercado y que describía fielmente el propósito del lugar, porque la ciudad se construyó inicialmente en el antiguo delta del rio Fluviá, cruce de varias rutas comerciales y con un puerto natural que ofrecía buena protección a naves comerciales.
En el año 218 aC con motivo de la segunda guerra Púnica, un ejército romano al mando del General Cornelio Escipión desembarcó en el puerto con el objetivo de cerrar el paso por tierra a las tropas cartaginesas, así se iniciaba el proceso que llevaría a la romanización de la Península Ibérica. En el año 195 aC Marco Porcio Catón instaló un campamento militar en Empúries que fue el embrión de una nueva ciudad romana creada a principios del siglo I aC. En la época del emperador Augusto, las ciudades griega y romana se unieron físicamente y jurídicamente con el nombre “Municipium Emporiae”.
Mientras que los griegos adaptaron sus construcciones al terreno, los romanos diseñaron un plan urbanístico similar a un tablero de ajedrez e hicieron que el terreno se acomodara a sus necesidades. Construyeron un anfiteatro, un gimnasio, comercios y tabernas agrupadas alrededor del foro.
Las casas conservan numerosos mosaicos, pinturas y ornamentaciones. Puede verse con bastante claridad la distribución de las mismas así como el alcantarillado, una fábrica de salazones, un Foro y una Basílica, entre muchas otras construcciones. De obligada mención es la estatua de Askelepiós (Esculapio), dios de la Medicina, en excelente estado de conservación, situada en el templo del mismo nombre, cuya imagen representa a menudo las ruinas.
En el siglo IIIdC Empúries perdió su importancia y la ciudad quedó abandonada. Fue durante el siglo XVII cuando L’Escala fue ganando importancia y muchas piedras griegas y romanas de Emporion/Emporiae sirvieron como material de construcción. Las excavaciones de Empúries comenzaron en 1908 y continúan hoy. Solo se ha excavado el 25% de la superficie.
Después de la historia de las ruinas unos comentarios del resto de la jornada. Tuvimos la suerte que la climatología nos acompañó, salimos de Barcelona con lluvia pero a medida que recorríamos el camino iba despejando hasta disfrutar de un sol radiante. Tanto es así que en l’Escala alguien se dió un chapuzón en las limpias aguas de la Costa Brava, otros pasearon por la orilla del mar remojándose los pies y todos pudimos disfrutar del paisaje excepcional que nos brinda la Costa Brava.
Tuvimos tiempo de visitar la Iglesia de L’Escala y en un restaurante de comida casera degustamos los platos típicos de la comarca. Después de un largo paseo por sus calles y comprar las típicas anchoas, subimos al autocar que nos trasladó al Convento de Santa Catalina Virgen y Mártir de Barcelona, lugar donde iniciamos la excursión. Como siempre reinó un buen ambiente.
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