Fin de curso en Barcelona
La Fraternidad de Barcelona ha finalizado el curso 2017-2018 con dos actividades. La primera la tradicional excursión de cierre de curso y la segunda un encuentro para orar y celebrar varios cumpleaños.
La Fraternidad de Barcelona ha finalizado el curso 2017-2018 con dos actividades. La primera la tradicional excursión de cierre de curso y la segunda un encuentro para orar y celebrar varios cumpleaños.
El lugar elegido para la excursión fue Besalú, población medieval localizada en el cruce de tres comarcas de la provincia de Girona: Alt Ampurdá, Plà de l'Estany y La Garrotxa.
Las primeras evidencias de presencia humana en el término municipal de Besalú datan del (1200–100 aC). Los restos más antiguos que se han documentado consisten en una pequeña estructura de combustión de la 1ª edad de hierro (650-600aC). Después por excavaciones realizadas descubrieron numerosos restos ibéricos del período (350-250aC).
Durante la época romana Besalú se convirtió en un núcleo urbano próspero y dinámico con edificios relevantes; la colegiata de Santa María, donde en la época medieval se construyó el castillo de los Condes, “el Monestir de Sant Pere, l’Església de Sant Vicenç”, la Sinagoga.
Cabe destacar la importancia del puente románico de forma angular con siete arcos desiguales, que están situados encima de pilares, muchos de ellos basados en la roca viva, con tajamares. El portal de acceso, fortificado, está sobrepuesto al primer pilar del puente. Encima del quinto pilar se levanta la torre fortificada, de planta hexagonal con dos arcos de medio punto superpuestos.
Paseando por sus calles pudieron admirar una estructura arquitectónica y urbanística bastante coherente con el pasado medieval. La importancia monumental de Besalú viene dada fundamentalmente por su gran valor de conjunto, por su unidad, que la determina como una de las muestras más importantes y singulares de los conjuntos medievales de “Catalunya”. En el año 1966, fue declarada “Conjunto Histórico-Artístico Nacional” por su gran valor arquitectónico.
La iglesia de Sant Pere es de planta basilical con tres naves y un gran ábside central con deambulatorio. La nave central está cubierta con bóveda de cañón y las laterales con bóvedas de cuarto de círculo. El crucero tiene bóveda de medio punto y el ábside semicircular de cuarto de círculo.
En el exterior, el ábside tiene doble cubierta y en su filo decoradas con arcuaciones ciegas y un friso de dientes de sierra.
La fachada principal consta de un portal de arco de medio punto con linde y dos pequeñas columnas, situada sobre esta puerta hay una ventana con cuatro arquivoltas, labradas con motivos vegetales y geométricos, sostenidas por columnas con capiteles también esculpidos. En ambos lados de esta ventana hay unos leones con cara diablesca, uno pisando una serpiente y el otro un mono.
La girola o deambulatorio es el elemento más característico de este edificio. Consiste en ocho columnas en grupos de dos con los capiteles tallados, que están sosteniendo cinco arcos de medio punto sobre los que se asienta la bóveda del ábside. La temática de los capiteles es variada, desde hojas de acanto hasta representaciones humanas, en uno de ellos hay la representación de Herodes aconsejado por el diablo y en otro la matanza de los Inocentes.
En la iglesia de Sant Pere asistieron a la Eucaristía presidida por su asistente religioso Fr. Xabier Gómez, OP. Después de la Misa la mesa, comieron estupendamente en un restaurante tranquilo al lado del puente. Al finalizar la comida y antes de subir al autocar que les conduciría de regreso a Barcelona, tuvieron tiempo de pasear por sus jardines.
La segunda actividad la celebraron en el Convento de Santa Catalina Virgen y Mártir de Barcelona comenzando con una oración comunitaria en la Capilla del Santísimo. El material que utilizaron fue preparado por el Observatorio de Derechos Humanos “Samba Martine”, con motivo del “Día contra los Centros de Internamiento de Extranjeros y las deportaciones”. Como Familia Dominicana se unieron con la oración para apoyar este proyecto común de toda la Familia Dominicana.
Finalizada la oración y efectuar unas fotografías en el Claustro, pasaron a la Sala María Letellier para conmemorar los últimos cumpleaños de los hermanos de la Fraternidad. Soplaron velas, leyeron las postales que se les entregó, merendaron, brindaron por todos ellos y también por el curso que acababa de finalizar.
Como siempre reinó un ambiente alegre y distendido, deseándose feliz verano, para volver en septiembre con las pilas cargadas.